La “secta” mindfulness pudo ser el título del artículo publicado en El País, el pasado 13 de junio, en Buena Vida, sobre la milenaria práctica de la atención plena.
Pero nada en el texto firmado por Natalia López Pevida, aunque la periodista se esfuerza en conseguirlo, vincula a mindfulness con ninguna secta. Lo que sí consiguió fue publicar un texto sesgado, que renuncia a la siempre recomendable práctica periodística de equilibrar las opiniones de las fuentes, ofreciendo diferentes puntos de vista.
Lo primero: el título
¿Por qué utiliza la fórmula “quisieron sacarme 300 euros” si en el texto no aparece ninguna información de que hayan querido estafarla o robarla? Le ofrecen un servicio, suponemos que de buena fe, y ella lo rechazó libremente. ¿Qué tiene esto de sectario?
Mindfulness no es igual a New Age
Se coloca a mindfulness en el mismo plano de análisis que a prácticas New Age de la industria de la felicidad, carentes de respaldo científico. ¿Se hace por ignorancia o hay una intencionalidad?
La periodista no esconde su propósito: “Advertida por los expertos entrevistados de que en ocasiones este tipo de cursos son usados por sectas como reclamo para captar adeptos”.
Como en un espacio de alquiler de salas, el Espacio Ronda (con el que no tengo ninguna relación), se dan cursos de diversas actividades, algunas del ámbito New Age, y otras que no, la autora las mete a todas en el saco de las pseudoterapias, sin importar que un practicante de mindfulness no esté para nada interesado en “conectar con civilizaciones antiguas” ni aspira a la “corrección cuántica”.
Como prueba acusadora, la periodista destaca que uno de los asistentes a la sesión de mindfulness “llevaba incluso una revista en cuya portada podía leerse «medicina holística». ¡Vaya prueba del delito!
Tampoco es justo incluir en el saco de las pseudoterapias a la terapia Gestalt, que con más de medio siglo de vida, desde que la creó Fritz Pearls, ha hecho importantes aportaciones a la psicoterapia, y muchas de las más reconocidas terapias cognitivo-conductuales se han servido de sus técnicas, como la silla vacía.
Aceptar lo que es y ver las cosas tal y como son
La autora asocia a mindfulness con conceptos como “convertir tus sueños en realidad”, una frase que jamás diría uno de los maestros más importantes de mindfulness, el monje vietnamita Thich Nhat Hanh. En mindfulness, aceptar lo que es y ver las cosas tal y como son resultan conceptos fundamentales.
Cierto, para ser instructor de mindfulness o de meditación no hay ningún requisito oficial. Es frecuente que la sociedad vaya por delante de los políticos, y que las legislaciones tarden en llegar, como ocurre en otros ámbitos.
Me parece acertado el papel que se asigna a los psicólogos como los profesionales más adecuados para trabajar con mindfulness. Pero nada asegura que un psicólogo sea un buen maestro de meditación.
Según el artículo, parece que mindfulness es inseparable de la religión y la espiritualidad, siendo que Kabat-Zinn tomó exactamente el camino contrario, invitando a la meditación a entrar en universidades y hospitales, despojada del ropaje religioso. Así, es posible practicar mindfulness sin hacer ninguna referencia a Buda o al budismo.
Por cierto, el Dalai Lama debe ser el único líder religioso del planeta que invita a la ciencia (y colabora con ella) a poner a prueba su doctrina. Por eso hemos visto a monjes budistas examinados con técnicas de resonancia magnética funcional, obteniendo resultados asombrosos sobre los efectos de la meditación en el cerebro.
En cuanto a “la cerrazón ideológica de los participantes que hace que aparezca la irritabilidad en cuanto alguien cuestiona”, en medio de “un contexto en el que solo importa el grupo y donde, al cabo de un tiempo, aparece la figura del gurú con un liderazgo incuestionable», es algo que podría decirse prácticamente de cualquier actividad grupal humana.
Por último, no veo necesario que una empresa organice un retiro de meditación para “averiguar aspectos personales del trabajador».
Para eso basta con la cena de Navidad.
Creo que las personas y los profesionales que honestamente practicamos mindfulness y trabajamos con esta técnica merecemos un tratamiento más respetuoso.
Gracias
Máximo Peña
Periodista y psicólogo
(Carta enviada a la directora de El País, Soledad Gallego-Díaz, y a la defensora del lector, Lola Galán, por un artículo que vincula a mindfulness con el mundo de las sectas).